jueves, marzo 22, 2007

Con uñas y dientes se aferran a sus puestos

En todas partes sucede lo mismo. Muchos políticos son muy reacios a abandonar sus cargos.Muy pocos son los que tienen voluntad de renuncia. El caso de Romano Prodi, Primer Ministro de Italia es una excepción a la costumbre, y un claro ejemplo de lo que estoy diciendo, pues, renunció de inmediato cuando el congreso no aprobó la política exterior que proponía. Días después, y sólo cuando el congreso modificó su posición, el aceptó el pedido del presidente de la república italiana para continuar en el puesto .
En Estados Unidos estamos viendo algo completamente diferente. El congreso está investigando la destitución de ocho fiscales federales, que no eran muy complacientes con el ejecutivo. El Secretario de Justicia que tuvo mucho que ver con ese despido, ha anunciado y reiterado que no va a renunciar. El congreso ha citado al principal consejero político del presidente Bush, para que declare bajo juramento, sobre este asunto que ya está fuera de control.El presidente Bush ha anunciado que utilizará todos los medios a su alcance para impedir que su asesor y sus colaboradores declaren ante el congreso bajo juramento, inclusive amenaza con una controversia constitucional. No se necesita ser muy perspicaz para darse cuenta que en estos momentos, en Estados Unidos, está en juego más que una renuncia.

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