miércoles, marzo 28, 2007

Brasil enseña el camino

En Brasil suceden cosas extraordinarias. Para nadie es un secreto: Brasil es un país maravilloso, desbordante de ritmo y alegría, de música que conquista el corazón cuando se escucha y sobre todo lleno de encanto y fantasía. Es dueño de una cultura popular enraizada en la tradición y la historia, su gente se siente orgullosa de su pasado y mira con innegable optimismo el porvenir. Sin embargo, no todo es color de miel, pues existen diferencias abismales entre los pocos ricos que tienen casi todo y los millones de desamparados que no poseen casi nada. Pero ahora ha sucedido algo extraordinario que está beneficiando a los más pobres.Entre tantas malas noticias que ocurren en el mundo, ésta, es una de las mejores que he leído en lo últimos tiempos. Que ocho millones de brasileños abandonen las garras de la pobreza extrema para situarse en un nivel de vida mucho más digno, más adecuado a la condición humana, es algo que con seguridad nos llenará de alegría y también de esperanza.
La zona del noroeste del Brasil, era una de las más paupérrimas del mundo, pero durante el 2006 se produjo el milagro, y a esa región pertenece el mayor número de los ocho millones de personas abandonó el reino de la pobreza.
En el milagro tienen participación y responsabilidad las autoridades gubernamentales. No se les puede quitar el mérito. Al César lo que es del César.Lo que se ha conseguido, se debe fundamentalmente a la disminución de la inflación, al aumento del sueldo mínimo y a la apertura del crédito para los más pobres y los jubilados. La receta es sencilla.
El ejemplo del Brasil debe ser imitado en todas partes.

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