Resulta muy difícil de entender, cómo se pueden escabullir 12,000 millones de dólares y no pase nada de nada. Cómo es posible que tamaña cantidad de dinero se haya enviado en efectivo, por avión desde los Estados Unidos hasta Irak y que nadie se haya encargado de seguirle el rastro a esos caudales, o por lo menos ver a qué fines se estaban destinando.
Lo que ha ocurrido con los fondos de Irak, es un escándalo difícil de creer, pues no pueden desaparecer por arte de magia12,000 millones de dólares como si se hubieran evaporado, y sobre todo, ante la total indiferencia, de los que tenían la obligación de cautelarlo.
Claro que no faltarán los argumentos de que el dinero, no pertenece al tesoro, sino que son fondos de Irak que estaban retenidos en los Estados Unidos. Sin embargo, ese no el caso. Lo cierto es que ese increible monto de dinero en efectivo que según se afirma llegó a pesar 363 toneladas, no ha sido destinado a la reconstrucción de Irak, tal como estaba previsto. Supongo que alguien tendrá que rendir cuentas y pronto. Es necesario que las responsabilidades se señalen y los culpables sean identificados plenamente y condenados a sufrir los castigos que les corresponden, por su inexcusable negligencia, por decir lo menos.
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