Parece que el tiempo de Dick Cheney se está terminando en la política de los Estados Unidos. Aunque tratándose de él, nunca se sabe. Puede ser sólo un repliegue estratégico, o el inicio de una retirada definitiva.
Después de la gran derrota de los repúblicanos en las elecciones del 7 de noviembre último, es evidente que los perdedores además del presidente Bush, han sido Cheney y Rumsfield. Ellos mejor que nadie son la imagen del fracaso de la guerra en Irak. No sabemos cómo terminará esa increible y sangrienta contienda. Pero si sigue así, sólo conseguirá aumentar el dolor del pueblo de los Estados Unidos, que sufre por los soldados que han caido en esa guerra atroz y sin sentido.
Para muchos Cheney ha sido el vicepresidente más poderoso que ha tenido Estados Unidos, en toda su historia. Quizá también ha sido el más belicista, el más entusiasta propusor de la doctrina de la guerra preventiva. Se dice que él, ha impulsado todos los planes para bombardar Irán y para imponer una línea dura inclusive por encima de la política del Departamento de Estado.
El acuerdo suscrito con Corea del Norte, en relación al tema de la energía nuclear es una buena señal de que las cosas están cambiando para bien y que su negativa influencia estaría perdiendo vigencia en los tiempos que corren. Gracias a Dios que ya estamos empezando a ver el ocaso de Dick Cheney.
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