Hoy día desearía escribir sobre un tema diferente. Algo distinto, un tema que no se parezca a los que siempre trato.
A veces pienso que aunque no estamos locos, actuamos como si nos faltara la cordura. Parece como si estuviéramos un poco acelerados. Casi no pensamos. Hacemos y decimos las cosas sin considerar sus consecuencias.No es conveniente actuar como si todo tuviera que resolverse ahora. Es necesario usar racionalmente nuestro tiempo. Hay que pensar un poco en las cosas que tenemos que hacer: debemos planearlas adecuadamente para hacerlas bien. Nuestra obligación es procurar que se hagan, no a tontas y a locas, sino como es debido.
Hacer las cosas sin pensar, no es una buena política. Casi sin ninguna duda, me atrevo a asegurar, que no van a salir bien.Cuando las cosas están mal hechas, no sirven para nada. Generalmente, hay que volverlas a hacer y entonces se trabaja el doble y el costo y los esfuerzos se duplican.
Pero no sólo me refiero a estas cosas que todos conocemos. Debemos evitar cometer ese tipo de errores. Cuando tratamos de justificarlos en lugar de corregirlos, estamos contribuyendo a perpetuarlos y en lugar de avanzar retrocedemos. Por eso estoy seguro de que debemos pensar antes de hacer las cosas.
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