El arzobispo de Madrid tendrá sus razones para cerrar la parroquia de San Carlos Borromeo, que atiende las necesidades espirituales y también brinda ayuda material a los marginados que se acercan a ella. La parroquia de SCB es una entidad ecuménica, amplia y generosa. No es necesario profesar la fe católica para ser bienvenido bajo su techo, lo único que se requiere es ser una persona de buena voluntad y muchos son los que llegan en busca de protección o consuelo.
Su identificación con los pobres y su manera nada convencional de acercarse a ellos, ha sido cuestionada por la jerarquía eclesiástica. Como si eso fuera poco, se ha ordenado su cierre, y para que la labor social no se interrumpa se ha dispuesto su supervisión por Cáritas.
Los curas de San Carlos Borromeo y los feligreses de la parroquia, no comparten la opinión del arzobispo, respecto al cierre de la iglesia y están dispuestos a mantenerla abierta pase lo que pase.
Según he leído en el diario El País, la parroquia SCB lleva treinta años ayudando a los marginados y los tres sacerdotes que la atienden, son muy poco convencionales, pues celebran misa con ropa común, sin utilizar las vestimentas religiosas que se emplean durante las celebraciones y al momento de la comunión a los niños les dan rosquillas.
Cerrar la parroquia de SCB no sólo sería un error sino una aparente tontería.
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