martes, noviembre 28, 2006

Cómo permanecer callado ante lo que parece un asesinato

Al comienzo las noticias eran un tanto confusas. Un hombre que en pocas horas se iba a casar, había sido muerto por la policía de Nueva York como consecuencia de una lluvia de disparos. Resultaba increible que la policía hubiera actuado con esa violencia inusitada. Disparar más de cincuenta tiros, "de manera preventiva" por una simple sospecha o por un presumible error, es una exageración que no tiene perdon de Dios, ni de los deudos, ni de nadie que se encuentre en su sano juicio.Nada justifica que se trate de un error. El hombre que murió y sus acompañantes no tenían armas de ningún tipo. No ponían en riesgo la seguridad de nadie. Los acompañantesdel fallecido, que resultaron heridos han sido esposados a la cama del hospital donde se recuperan. Lo que motiva una indiganación aún mayor. Lo que ha ocurrido, no tiene calificativos, es un abuso que no puede ni debe quedar sin castigar. A los culpables en primer lugar y también a los que pretendieron desvirtuar los hechos para que las víctimas aparecieran como responsables.
Es posible que los policías que participaron en este caso sean exonerados de cargos debido a que las víctimas no han sido blancos, sino afroamericanos y latinos. Si así fuera, no habría ninguna razón para permanecer callados ante tanto atropello.Desde aquí nuestra solidaridad con la familia de Sean Bell, el fallecido, Nicole Paultre la viuda novia y los hijos menores del difunto, que han sufrido la irreparable perdida del padre.

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