jueves, noviembre 09, 2006

Casi no estoy escribiendo

Desde el lunes estoy de visita en Piura.
Varias sorpresas agradables.En terminos generales: muy buenas impresiones. Todo empieza en las primeras horas de la mañana. Muy temprano, se ve por las calles a diferentes grupos de personas que avanzan con prisa para dar inicio a sus actividades. Puede tratarse de trabajadores o estudiantes. Eso es lo que menos importa. Dan la impresiòn de estar muy seguros con lo que hacen, y tambièn creo que estàn muy dispuestos a cumplir con sus obligaciones cotidianas. Las calles lucen extraordinariamente limpias en comparaciòn con las de otros lugares. El centro de la ciudad no tiene pintas. O parece no tenerlas.No se observan grafitis ni esas expresiones pictòricas del mal gusto, perpetradas por algunos artistas del spray.
El comercio ha crecido en forma exponencial.Y podrìa seguir hablando de todas estas buenas imàgenes que recoge el viajero. Pero a un costado de la Catedral un grupo de personas se dispone a iniciar una vigilia. Poco a poco va llegando la gente. Me acerco y trato de conversar con algunas personas, pero no logro romper su desconfianza.
Estos no son tiempos para que las personas digan todo lo que quieren decir. Si hasta a la Defensora del Pueblo que expresò su preocupaciòn por las modificaciones que se planean hacer en la legislaciòn de ONGs, le han dicho de todo, desde que le falta "ubicaina" hasta que sus opiniones no son "vinculantes", imagìnense el miedo que deben tener unas humildes personas haciendo una protesta pùblica. Sin embargo, algo pude captar y una señora decìa que lo que màs le molestaba era que las oficinas se estaban llenando de gente y lo peor no es que fueran apristas sino "falsos apristas".
Como el comentario escuchado no deja de sorprenderme, pues en definitiva no lo endiendo, agradecerè que algùn buen samaritano o samaritana me explique con claridad meridina como es eso de los "falsos apristas".

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