Cuando se mete la pata, hay que sacarla de inmediato.
Y eso es precisamente lo que no ha ocurrido. El Ministerio de Transportes ha autorizado vuelos sobre Machu Picchu y esa barbaridad no ha sido corregida con la celeridad que correspondía a ese despropósito.
Entiendo que los funcionarios del sector, orgullosos de mostrar al mundo las maravillas del santuario arqueológico, y al mismo tiempo apoyar el desarrollo del turismo jnacional, no tomaron en cuenta las depredaciones que se cometerían.
En primer lugar, las ruinas se verán afectadas por la contaminación sonora que producira el vuelo de los aparatos, y eso no es todo, porque en cualquier momento se va a afectar la estabilidad de las rocas que existen en las alturas del complejo de Machu Picchu y con su desprendimiento y caida, van a causar daños irreparables en la ciudadela.Ojalá que esté totalmente equivocado. Pero para evitar cualquier situación que las lamentaciones no pueden restaurar, se hace necesario que el Presidente del Consejo de Ministros o el Presidente de la República, dispongan de reflejos rápidos para evitar una metida de pata de antología, que causaría un daño irreparable en el complejo y cuya responsabilidad recaería unicamente en su gestión.
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