Cualquiera podría decir que soy un exagerado. Quizá con toda seguridad no le faltaría razón, pues en Lima, casi nunca llueve y estaría poniendo a este artículo, un título que en principio podría no corresponderle.
Lo que acá se ha visto desde siempre, y seguro se tiene resgistrado desde la época de la colonia, son las ligeras precipitaciones pluviales que la gente conoce con el nombre de garúa, y cuando ésta es menor, se dice coloquialmente, que está chispeando.
En resumen no llueve a cántaros, pero cuando cae la garúa, lo hace todo el día y también toda la noche. Se forman charcos en la pista, situación que molesta sobremanera a los transeúntes.Los vehículos que por ahí transitan, al pasar por el agua, la hacen salpicar y los moja. Pobres transeúntes. Como se trata de agua que recoge la suciedad de la pista, no sólo mancha sus vestidos, desluce sus peinados sobre todo cuando se trata de las damas, les ensucia la cara y otras partes del cuerpo, sino lo que es peor, los pone de un humor insoportable.Los días son húmedos y frios y encima la gente de mal humor por todas partes.Pero lo grave de todo esto, es que no ha considerado, que ya estamos en primavera, pero sigue lloviendo. También diremos garuando para los que exigen mayor precisión en el idioma.
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