Tengo la sensación que en el Perú cada vez, estamos más lejos de la sensatez y la prudencia. Nos hemos acostumbrado a aceptar con resignación, hechos que en cualquier parte generarían por lo menos protestas. Pero acá, en nuestro país, casi nada nos llama la atención. Nuestra pasividad es sorprendente y contagiosa.
Ahora por ejemplo, como si se tratara de algo sin la menor trascendencia, los diarios dan cuenta de un hecho terrible que habría ocurrido en la provincia de La Mar, en el departamento de Ayacucho.
Sucede que los pobladores de esa zona, ya no sabían qué hacer con los autores de los constantes robos a los pasajeros de los buses que realizan viajes de transporte interprovincial .
Adoptaron acuerdos y lograron capturar a un grupo de cinco individuos que se dedicaban a esa modalidad delictiva. Se dice que los detenidos habrían confesado sus delitos y como consecuencia, han sido quemados vivos. Lo terrible es que a nadie le importe lo ocurrido y cualquiera podría seguir el mal ejemplo.
Por hechos como éste, estoy convencido que hemos abandonado la sensatez y la prudencia.
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