Los medios de todo el mundo habían anunciado que la Casa Blanca estudiaba el inminente cierre de la prisión de Guantánamo, establecimiento de muy triste fama, donde se había confinado a más de medio millar de personas sospechosas de terrorismo, a las que se sometía a denigrantes prácticas de tortura, por encima de la constitución y de las leyes del mundo civilizado, y que el derecho a la defensa, para los detenidos en ese lugar de aislamiento y prisión, en la práctica no existían.
Mucha gente sintió alivio, al creer que que ese ominoso lugar de reclusión, donde las leyes habían sido proscritas y la mayoría de los prisioneros estaba privado de acceder a cualquier tipo de amparo legal; iba a cerrar sus puertas en forma definitiva y las personas recluidas en sus instalaciones, pasarían detenidas a otras instalaciones militares en los Estados Unidos.
Sin embargo, tan buena noticia, no era verdad, por lo menos, eso es lo que ha declarado el vocero presidencial, quien ha manifestado que no se procederá al cierre de Guantánamo por lo menos en fecha próxima.
La alentadora noticia, que había sido recibida con alegría y que hizo creer a gente de buena voluntad, que podía mejorar en algo la situación de los que sufren prisión en la isla de Guantánamo, ha sido desmentida o por lo menos ha quedado en suspenso hasta nuevo aviso.
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