Hace pocos días escribí sobre el extraño caso de la señora Felisa Miceli ministra de economía del gobierno argentino. El escándalo era de proporciones. Agentes de seguridad habían encontrado una pequeña fortuna ( aproximadamente US$ 100,000.00) en un armario ubicado en el baño privado del despacho ministerial, mientras realizaban una inspección de rutina en busca de explosivos.
La ministra ofreció explicaciones tan ingenuas sobre el origen de los dineros encontrados que nadie las aceptó ni en Argentina, ni en otros países en que se ha comentado con amplitud esa noticia. El apoyo que la señora ministra recibió del propio presidente de la república, ha resultado insuficiente para que pueda permanecer en el cargo.
La verdad es que cuando uno enfrenta situaciones de esa naturaleza y las explicaciones sobre el tema, no ofrecen la solidez requerida, no queda otro camino que el de la renuncia irrevocable, inmediata e impostergable.
Recién hoy la señora Felisa Miceli ha adoptado la decisión de renunciar, en vista que su caso se ha vuelto inmanejable y ha adquirido connotaciones de tipo judicial. De inmediato el gobierno ha aceptado la renuncia y nombrado a sucesor.
Como dije en mi primera nota, si yo hubiera sido la persona que tenía el problema con toda seguridad habría renunciado de inmediato.
Cuando no te queda tiempo para hacer podcast, no te queda otra salida que hacer blogs. O al menos intentarlo
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martes, julio 17, 2007
domingo, julio 08, 2007
El dinero no es para guardar en los baños
Entiendo que muchas personas tengan sus razones para no guardar su dinero en
los bancos. Algunas malas experiencias en todo el mundo, deben haber contribuido a esa costumbre.
Sin embargo, lo que le ha ocurrido a la señora Felisa Miceli ministra de economía en Argentina desde fines del 2005, supera las hipótesis más imaginativas.
El lunes 4 de junio, agentes de seguridad pertenecientes a la policía bonarense, en una operación de rutina, en busca de explosivos en en el ministerio de economía, llegaron al despacho de la señora ministra y en su baño privado, en la parte superior de un armario pequeño, encontraron un sobre de color marrón, que según algunos contenía un cuarto de millón de dólares y según otros, sólo U$60,000.
La verdad es que no importa el monto de la suma encontrada. Las explicaciones que ha ofrecido a la prensa, la señora ministra sobre el origen y aparente destino de esos fondos, no convencen a nadie. Que la ministra de economía guarde una suma de dinero tan importante, sin ninguna seguridad, en el sitio más inverosímil de su oficina, es una falta de responsabilidad que debe haber preocupado no sólo a las autoridades gubernamentales, sino a la ciudadanía en general. Aunque se están realizando las investigaciones pertinentes sobre el origen del dinero encontrado, creo que si yo estuviera en su lugar ya habría renunciado.
los bancos. Algunas malas experiencias en todo el mundo, deben haber contribuido a esa costumbre.
Sin embargo, lo que le ha ocurrido a la señora Felisa Miceli ministra de economía en Argentina desde fines del 2005, supera las hipótesis más imaginativas.
El lunes 4 de junio, agentes de seguridad pertenecientes a la policía bonarense, en una operación de rutina, en busca de explosivos en en el ministerio de economía, llegaron al despacho de la señora ministra y en su baño privado, en la parte superior de un armario pequeño, encontraron un sobre de color marrón, que según algunos contenía un cuarto de millón de dólares y según otros, sólo U$60,000.
La verdad es que no importa el monto de la suma encontrada. Las explicaciones que ha ofrecido a la prensa, la señora ministra sobre el origen y aparente destino de esos fondos, no convencen a nadie. Que la ministra de economía guarde una suma de dinero tan importante, sin ninguna seguridad, en el sitio más inverosímil de su oficina, es una falta de responsabilidad que debe haber preocupado no sólo a las autoridades gubernamentales, sino a la ciudadanía en general. Aunque se están realizando las investigaciones pertinentes sobre el origen del dinero encontrado, creo que si yo estuviera en su lugar ya habría renunciado.
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