El racismo es el pan nuestro de cada día

No llama la atención que algunas discotecas hayan hecho un negocio de la exclusión racial.
Ni tampoco que existan personas que se sientan felices por ser aceptados en sitios que se consideran exclusivos
Pero para los que se dedican a la política en un país como el Perú , donde todas las sangres se entremezclan con facilidad en cualquier esquina, ser racista no sólo es una muestra de mal gusto, sino sobre todo una estupidez. En nuestro medio, siempre han habido quienes se consideraban especialistas en hacer distingos y precisiones de carácter racial que no tienen ninguna importancia, y que seguramente lo hacían, pues no tenían otras cosas en que ocupar su tiempo.
La verdad es que los que no tienen de inga, es muy posible que arrastren algo de mandinga y es casi un axioma que cualquiera lo puede comprobar.
Pero Pedro Pablo Kuczynzki que ha declarado que en los andes no piensan bien porque les falta oxígeno y Antero Florez Aráoz que ha negado el referendum sobre el TLC, pues sostiene que cómo se les va a consultar a las llamas y a las vicuñas sobre ese tema, han puesto en evidencia una desfachatez y un racismo increible, habiendo demostrado sin proponérselo , que la modernización y globalización no han llegado aún a sus cerebros.