En realidad a nadie le gusta equivocarse. Puede tratarse de una simple e inconveniente distracción. O ser el producto de una eventual o constante falta de interés por lo que se hace..
Lo que más nos disgusta es que otras personas, sepan las cosas que hemos hecho mal y se encarguen de difundir nuestros errores. Que fulanito se equivocó.
Que menganito metió la pata. Que todo es una telaraña de incompetencias.
Sin embargo, nada de esto debería preocuparnos, porque los únicos que no se equivocan son los que no hacen nada y nosotros no pertenecemos a ese grupo.
P.Y.
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