Mostrando las entradas con la etiqueta serenidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta serenidad. Mostrar todas las entradas

martes, agosto 21, 2007

Cómo hacer para recobrar la serenidad

En los momentos difíciles, cuando los inconvenientes surgen por todas partes, es imprescindible hacer un esfuerzo para generar la calma que necesitamos.
En esas circunstancias requeriremos de grandes dosis de serenidad y paciencia, que nos servirán para tratar de analizar y luego resolver los problemas que se han presentado.
El actuar, sin orden ni concierto, es una mala política y a lo único que conduce es al caos y la desconfianza.
El mandar y disponer sin saber lo que está pasando, es un error que se puede entender, pero que nadie en su sano juicio, estaría dispuesto a justificar.
No perder la calma, aunque la situación se presente agobiante, es una muestra de madurez e inteligencia. Pensar antes de actuar e informarse para decidir, es un procedimiento que debería utilizarse siempre.
Para la gente que pasa necesidad, es más importante recibir algo que calme su angustia por hambre, sed o frio, que el ofrecimiento de que sus necesidades van a ser atendidas, sin saber ni cómo, ni cuándo.
Recobrar la serenidad, es por ahora, el primer paso para poder salir del problema en que nos encontramos.
Tampoco hay que olvidar la importancia de la humildad para evitar la arrogancia que nos ciega y nos mata.

miércoles, agosto 08, 2007

Hay que actuar con serenidad y prudencia

Aunque siempre recomiendo a mi prójimo actuar con serenidad y prudencia, en algunas circunstancias, procedo sin considerar mis propias recomendaciones.
Pienso que esa actitud que no concuerda entre lo que se dice y lo que se hace, es mucho más frecuente que lo que suponemos.
Ocurre por ejemplo, que nos pasamos la vida impartiendo recomendaciones de todo tipo, pero las cosas más elementales, que deberíamos cumplir y llevar a cabo a rajatabla, las descuidamos y las vamos postergando y en algunas ocasiones se convierten en problemas de difícil manejo y solución.
Una persona a la que conocí hace mucho tiempo me decía: nunca descuides los pequeños detalles ni los problemas que consideres pequeños, porque en estos últimos se esconde la semilla de los grandes problemas.
Cuanta razón tenía mi amigo, y me apena sobremanera, no haber atendido oportunamente su sabia recomendación, pues de haber escuchado sus consejos, habría evitado alguno de los sinsabores que me sucedieron en el pasado.
Sin embargo, estoy convencido, que alguna persona que lea con atención estas líneas, y que después de evaluar el mensaje, desee seguirlo, podría obtener el provecho que yo no supe sacar.