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miércoles, agosto 08, 2007

Hay que actuar con serenidad y prudencia

Aunque siempre recomiendo a mi prójimo actuar con serenidad y prudencia, en algunas circunstancias, procedo sin considerar mis propias recomendaciones.
Pienso que esa actitud que no concuerda entre lo que se dice y lo que se hace, es mucho más frecuente que lo que suponemos.
Ocurre por ejemplo, que nos pasamos la vida impartiendo recomendaciones de todo tipo, pero las cosas más elementales, que deberíamos cumplir y llevar a cabo a rajatabla, las descuidamos y las vamos postergando y en algunas ocasiones se convierten en problemas de difícil manejo y solución.
Una persona a la que conocí hace mucho tiempo me decía: nunca descuides los pequeños detalles ni los problemas que consideres pequeños, porque en estos últimos se esconde la semilla de los grandes problemas.
Cuanta razón tenía mi amigo, y me apena sobremanera, no haber atendido oportunamente su sabia recomendación, pues de haber escuchado sus consejos, habría evitado alguno de los sinsabores que me sucedieron en el pasado.
Sin embargo, estoy convencido, que alguna persona que lea con atención estas líneas, y que después de evaluar el mensaje, desee seguirlo, podría obtener el provecho que yo no supe sacar.