Aunque parezca increíble Paul Wolfowitz le ha dicho a la BBC que "está orgulloso" de su paso por el Banco Mundial.
Manifiesta que durante su gestión se otorgaron más préstamos que nunca. Que siempre actúo conforme a la ética y que en el asunto del aumento de sueldo a su novia, fue mal aconsejado; y que no puede seguir haciendo su trabajo porque los ánimos están caldeados.
Sin embargo, no ha dicho nada respecto a su negociación con los directivos del Banco para permanecer en el cargo hasta fines de junio, y poder acogerse a los generosos planes de retiro pactados en su contrato de trabajo, suscrito el 1 de junio del 2005, que contemplaban una jugosa indemnización si permanecía dos años en el puesto.
Como el escándalo se produjo en el mes de abril del presente año, cuando aún no había cumplido el período previsto para gozar de una indemnización, hizo lo posible y lo imposible para quedarse en la institución hasta una fecha que le permitiera acceder a una escandalosa indemnización que según se afirma en medios bien informados asciende a US$1000,000.
Por eso, no me sorprende que esté orgulloso de su gestión, pues así como así, ha conseguido que el Banco Mundial lo indemnice con una suma millonaria, que habría perdido si lo hubieran despedido del puesto en la oportunidad que se descubrió el escándalo.
Wolfowitz sostiene que la culpa de todo la tienen los medios, pero el personal del Banco asegura que el hombre escuchaba poco y consultaba menos.